El nuevo Drácula, una visión agridulce e innovadora sobre los vampiros.

Son miles de personas las que abalan la miniserie de Netflix Drácula. Basada en la obra original, nos cuenta la historia del famoso vampiro pero le da un par de giros de tuerca a conceptos comunes sobre las creencias populares de los vampiros e incluso de los aspectos más básicos del protagonista. Antes de continuar, advierto a los lectores que habrán serios destripes sobre la narrativa y los episodios, por lo que si todavía no has visto la serie y deseas hacerlo, te recomiendo que no sigas leyendo.

Para empezar, pongamos en situación el hilo argumental principal en contrapunto con la historia original:

Drácula quiere llegar hasta Inglaterra, hasta ahí el concepto es el mismo, pero en un momento dado, los guionistas deciden acabar con los personajes secundarios que dan mayor sustancia a la obra original; Mina y John. En ese punto de no retorno, la historia adquiere un cariz diferente pues ya no nos cuenta cómo Drácula desea a Mina porque es la reencarnación de su difunta esposa. Si no se es un purista de Drácula de Bram Stoker, este detalle significativo no tiene porqué molestar, ahora bien, a los apasionados de la obra, puede hacerle tener algún que otro retorcijón de estómago ya que el contexto y objetivos de Drácula cambian significativamente.

Por otra parte, vamos a matizar un poco los aspectos del personaje:

El protagonista, interpretado por Claes Bang tiene un aspecto muy de la época de la primera película de Drácula interpretado por Béla Lugosi. En lo que a la estética se refiere, cierto es que la serie es un constante homenaje a la película del 31 y la aclamada versión de Ford Coppola. El carácter de este Drácula es inhumano, cínico y con unos acertados toques de humor negro que hacen al espectador disfrutar de la esencia más pura de un vampiro de la antigua escuela. Como connotación final, los guionistas en el último capítulo nos muestran muy superficialmente y de manera fugaz que Drácula también tiene esa esencia romántica que le caracteriza en la historia original (cuando va en busca de Mina y al final su amor por ella le niega convertirla en vampiro para que no renuncie a la humanidad interior). Este en realidad es uno de los puntos que más me gusta de la serie, la manera en la que han adaptado el personaje es interesante pese al atropellado momento final de la serie que arruina bastantes cosas.

Ahora vamos a los pequeños aspectos sobre el vampirismo:

Nos venden un tipo de vampiro poco común en el conocimiento popular y que guarda muy poco con el Drácula de siempre. Plantean el vampirismo como un tipo de zombie que sustenta su ser con sangre, que por lo general son seres básicos y de horrible aspecto putrefacto. Ahora bien, Drácula se sale de ese corte de vampiro medio porque aprende que dependiendo de quien se alimenta puede nutrir su intelecto y facultades. Es un concepto muy interesante donde, además de darle una relevancia mayor a Drácula, como un vampiro excepcionalmente poderoso, dan un matiz muy importante a la sangre, ya que no solo nutre al vampiro y calma su ansia, sino que tiene la facultad de transferir los conocimientos de la presa. Además de dicha particularidad tenemos el hecho de las supersticiones sobre los vampiros, que en el último capítulo dejan claro que en realidad no son más que un compendio de obsesiones del propio Drácula causadas por el trauma tras perder al amor de su vida. Esto indudablemente resta misticismo y aspectos sobrenaturales sobre lo que es un vampiro pero en si no es un aspecto negativo, más bien diferente. Si lo pensamos bien, el planteamiento nos enseña al protagonista como que es la excepción de su especie y que tiene ciertas rarezas y particularidades. Dentro de este arco, se podría haber incluso profundizado más en cómo consiguió darse cuenta de que cambiando la dieta podía desarrollar su intelecto y pasar por un mortal y, además, cómo desarrolló sus poderes. Hasta este punto, el plot de la serie está bastante bien, pero en tres capítulos abarcan 400 años de la existencia de Drácula y es ahí donde la consistencia argumental se desmorona.

De principio a Final:

Nos presentan a Drácula en su castillo, mostrando un soberbio ser de la noche. Luego nos deleitan con cómo hace el viaje en barco, usando sus artes de manipulación e inteligencia, nos muestran una brillante mente calculadora y despiadada que juega con los pasajeros como si de ratas de laboratorio se tratase. Entonces dan un sorprendente giro cuando Drácula aparece en el siglo XXI, porque quedó en letargo tras el hundimiento del barco. Que hayan puesto a Van Hellsing mujer me parece bien, que era monja, lo veo fenomenal, pero que en el siglo XXI la tataranieta sea la viva imagen de la Van hellsing de antaño, sea parte de una organización seudosecreta financiada por Mina… Es un concepto que hace un poco aguas, se nota ciertamente forzado. Podrían haber explotado de mil otras maneras ese giro, pero lo peor no es el pobre recurso que han usado, sino que se capta a menos de mitad de capítulo que en ese episodio tiene que acabar todo y por lo tanto los sucesos pasan vertiginosamente, sin profundización y algo faltos de coherencia. Drácula convierte a su siguiente prometida, lo hace porque le parece única y sin mayor sustancia permite que se la arrebate un simple mortal delante suyo. Esa escena no tiene sentido ya que él mismo afirma que le ha costado cinco siglos encontrar un espécimen así, y estuviese su cuerpo lleno de quemaduras o no, la quería conservar. Que permitan que el mortal la mate delante de él, deja bien claro una cosa: que imperaba más la necesidad de acabar la historia que mantener el caracter del protagonista. Luego por otro lado, la sangre contaminada por cáncer su cuerpo la rechaza, no puede beberla y en un atento de hacer una apasionada escena de misericordia hacen que pueda beberla para morir junto a Hellsing. A estas conotaciones finales atropelladas se juntan la del hecho fundamental del vampirismo, que desde el primer capítulo lo plantean como una infección, que tras ser mordido por Drácula el mortal lentamente se irá transformando en un no muerto. Y en los dos últimos capítulos, tanto la buzo que encuentra el ataúd y es mordida como la descendiente de Van Hellsing no demuestran ningún síntoma de conversión, de hecho es contradictorio que Van Hellsing muera porque, si está infectada por la mordedura del vampiro, en realidad debería convertirse en un no muerto.

Es una verdadera pena que despeñaran de esta manera la cuidada historia alternativa sobre Drácula que estaban haciendo. Muy posiblemente con un par de capítulos más donde poder poner en contexto sus aspiraciones y posición en la actualidad podrían haber dado un final digno a una miniserie que empezó brillante y acabó estrellada. Pero los serie adictos ya sabemos que es muy dado en Netflix encontrar series que prometen mucho y al final se acaban convirtiendo en un producto bastante deplorable.

David Quesada Romero

2 respuestas a “El nuevo Drácula, una visión agridulce e innovadora sobre los vampiros.

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  1. Nota: creo que la fundación es del esposo de Mina.
    Pregunta: no recuerdo quién era él estudiante de medicina enamorado de la chica que al final la destruye.

    1. Si, la fundación era de John Harker, fundada con su herencia y creada por Mina en su honor. Dan muy poco detalle de las motivaciones profundas de esta fundación. Porque si debían ser cazavampiros, lo han hecho terriblemente mal.
      El chico es un miembro de la fundación que iba a ser uno de los que alimentara a Drácula mientras lo tuviesen cautivo.

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