Time Runners

Estas son las primeras páginas de la novela corta Time Runners. Podéis descargar el capítulo I completo clickando en las imágenes de abajo.

Itabashi, Tokyo Martes 25 de Marzo del 2453

21:25

             Una noche más. Un año más. Ramiro apuraba la copa brindando por lo triste que era su vida. Todavía no se explicaba por qué seguía viviendo en Japón. Era miembro de las GOES, su trabajo, lo que quedaba de su vida se encontraba en España, en Japón lo retenía una única cosa; Tomoe. Pidió que le rellenaran el vaso, su cabeza embotada y pesada comenzaba a pensar con dificultad, y era lo que quería, entumecer por completo su activo cerebro, apagar los recuerdos, dejarse llevar por el alcohol hasta quedar dormido y no recordar absolutamente nada. Un día especial, un día para recordar; el aniversario del atentado de Fukushaida. Apuró de un trago el bourbon recién servido por el androide brindando por ello. El aniversario del atentado suponía una fecha grabada a fuego en su memoria pues aquel atentado acabó con la vida de su mujer y su hija. El camarero le sirvió su cuarto vaso de bourbon y deslizó el lector por encima del monedero virtual de Ramiro.  Algo mareado comprobó el saldo de su cuenta en la pantalla de grafeno del monedero. Podía prolongar la borrachera un par de días más.  No quería irse a casa hasta estar lo suficientemente borracho como para necesitar que su turismo aerodeslizador detectara el nivel de alcohol en sangre y marcara la ruta en piloto automático a su domicilio. Mantener la consciencia entre aquellas cuatro paredes era perturbador, depresivo y triste.

             Un mal día, ¿verdad? —dijo un hombre alto vestido con una gabardina gamacambiante. Dedicó una leve sonrisa a Ramiro.  Se percató de que el extraño tenía el labio inferior inflamado, probablemente por un golpe reciente.

             No quiero hacer amigos —pronunció Ramiro con dificultades—, quiero beber e irme a mi casa.

             —Comprendo. Pero eso no va a arreglar tu problema, ¿no crees?

             —Mira —se giró Ramiro palmeando fuertemente la barra no tenía paciencia para aguantar charlatanes—, dame la charla, intenta hacer tu buena acción de salvador o lo que pretendas y te parto la cara y quizás las piernas, ¿vas entendiendo mi problema?

—Detectada conducta agresiva —afirmó en mono tono el camarero, un androide de servicio UD158—. Cualquier acción violenta será consecuencia de alerta a las autoridades en la inmediaciones. Insto porque se comporten, caballeros.

             —Tranquilo, Bar15, código 69-55-8879, SUPRAINT.

             —Código registrado respondió el androide tras unos segundos cargando los datos adheridos al código suministrado, queda bajo su responsabilidad las acciones llevadas por el sujeto que le acompaña. De generarse un acto violento que conlleve la destrucción del mobiliario o parte del local será cargado directamente a su cuenta vinculante de Supra Intel Coorp.

             —¿Qué está pasando aquí? —preguntó Ramiro apurando su copa, frunció el ceño y mirando intensamente al hombre que le estaba molestando.

             —Ventajas de ser un trabajador de clase A de Supra Intel Coorp. Tú también podrías serlo.

             —Yo soy un soldado español. Amo mi patria, mi trabajo y me cago y me meo sobre esos chupatintas de inteligencia artificial.

             —Pero su trabajo no le daría nunca la oportunidad de volver a tener a su hija y mujer.

Ramiro se levantó y cogió por las solapas al hombre, lo puso de espaldas contra la barra sacudiéndolo dos veces.

             —Vuelve a nombrar a mi mujer o a mi hija y te rompo el cuello siseó colérico.

             —Tranquilícese, lo que he dicho es cierto y no ningún tipo de ataque o mofa hacia su trabajo.

             —¡¿A qué cojones te refieres?! él medía un palmo y medio más que su acosador, además de pesar seguramente unos veinte kilos más de pura fuerza y músculo. Lo zarandeó con suma facilidad incluso embriagado¡No quiero un jodido clon! ¡ni un puto androide de revestimiento seudoorgánico que sea su viva imagen! ¡Iros a la mierda con vuestros inventos! ¡Dejad de invadir mi puta privacidad! —lanzó al hombre al suelo, golpeándose estrepitosamente contra los taburetes de la barra.

             —¿Desea iniciar protocolo de contención del sujeto que le agrede?

             —No, Bar15. Gracias —respondió el hombre levantándose, tocándose el hombro izquierdo—. El alcohol no te deja pensar con claridad y me has confundido con un vendedor de tecnologías aplicadas en Inteligencia Artificial —el hombre alzó las manos solicitando calma a su embriagado interlocutor. Su metro cincuenta y seis no suponía un gran reto físico contra aquel entrenado soldado, quien demostraba estar realmente enfadado—  . Yo hablo de evitar la muerte de tu hija y mujer. Esa pérdida, como es normal, te está matando por dentro.  Pudiste haberlo evitado, o al menos intentarlo, pero el destino no lo quiso así. Mi compañía puede enmendar ese acontecimiento que te atormenta.

Ramiro volvió a tomar asiento. Estaba mareado, la falta de lucidez no le permitía procesar la información adecuadamente, además de que lo que había dicho el extraño le sonaba a majaderías, probablemente una tomadura de pelo más que acabaría en ser  una venta de algún tipo, pero ¿y si no mentía?

             —Las plataformas de viaje espacio-temporal no tienen sustento —medio balbuceó Ramiro  tras unos minutos intentado pensar con claridad—. Ninguna ha dado los frutos que esperaban, sólo sirven para observar el pasado, nada más.

             —Todo el mundo sabe que Supra Intel Coorp es la titánica corporación mundial con más y mejores recursos —Tras comprobar que Ramiro estaba más calmado, volvió a tomar asiento—. Si te brindo la oportunidad de cambiar el pasado es porque tenemos la tecnología para hacerlo, pero para ello tienes que trabajar para mí.

             —Dejar el ejército para seguir a un tío que me vende humo usando el recuerdo de mi difunta Tomoe y Akane… claro —Ramiro cogió el vaso, miró el ambarino néctar alcoholizado luego observó de reojo al hombre.

             —No, en absoluto le voy a solicitar dejar el ejército español. Mire, soy intendente del DEET dentro de Supra Intel Coorp aquí en Japón. Necesito Time Runners y mi oferta es una manera de pagar sus servicios para la compañía. Su función sería puntual y no le impediría continuar con su trabajo habitual.

             —¿DEET? ¿Time Runners? —Ramiró hizo aspavientos, volvió a abandonar su asiento. Cada vez más le estaba sonando a una venta ambulante o un negocio turbio, una estafa—.  Al final te partiré la cara y ya está.

—Departamento de Estudio del Espacio-Tiempo —le explicó enseñando su tarjeta holográfica de identificación donde salían las siglas DEET en neón rojo, bajo estas se encontraba el logotipo de la compañía Supra Intel Coorp—. Los Time Runners son los trabajadores que selecciono para que hagan ciertas misiones en diferentes épocas y lugares de la Tierra. Por lo general prometer una buena cuantía de dinero no tiene el mismo efecto que prometer cambiar una acción pasada del sujeto elegido como TR. ¿No me crees? —El hombre se remangó mostrando un brazalete nanotecnológico; una pantalla de LCD, tres pequeños botones bajo la misma y otros dos algo más grande abajo—Esto es un PRET, un control de pliegue remoto, una versión reducida de la plataforma original.

—¿Nos vas a teletrasportar al 25M con esa mierda? —Ramiro se tambaleó, frunció el ceño intentando observar con mayor detenimiento el aparato en el brazo del extraño.

—No, esto es un aparato de uso singular, solo puede viajar quien lo lleva puesto. En cuanto acabó mi conversación contigo volví al pasado, concretamente a hace doce minutos, envié un mensaje de texto por el PRET a mi yo del presente advirtiéndole que me dejase entrar a mi primero. Él estará en entrada  del bar, casi doblando la esquina. Puedes comprobarlo si lo deseas.

—No voy a ir a comprobarlo, me estás contando una mierda enorme para intentar robarme el monedero virtual, esta conversación se ha acabado.

—Sí, ahora te pedirás otra copa.

—Uy sí, es verdad que eres del futuro, ¿Cómo has podido saber eso sino? —preguntó Ramiro con ácido despotismo y burla, gesticulando con las manos y abriendo exageradamente los ojos.

—¿Cuáles fueron las palabras exactas? —dijo meditabundo el hombre— ¡Ah! Ya me acuerdo. Bueno, puedes desperdiciar tu vida aquí, pudriéndote en un bar, o por el contrario tener la oportunidad de volver a abrazar a tu mujer e hija, como me dijiste que querías volver a hacer.

Ramiro se levantó, tropezó con el taburete y descargó un puñetazo sobre el hombre  quien se cubrió la cara con ambos brazos en el momento preciso, no obstante la potencia del golpe lo lanzó al suelo.

             —Te dije…

             —… “que no volvieras a mentar a mi mujer o a mi hija, así que cállate ya la puta boca o te rompo tres costillas” —se escuchó de la grabadora de sonido UHD que el hombre sacó rápidamente del bolsillo.

             —Eres escoria —dijo Ramiro perturbado, escupiendo al suelo. Reconoció su voz en la locución. Algo olía mal y no iba a quedarse para descubrir qué era. Con dificultad y tambaleándose se dirigió a la puerta de salida trasera. La cabeza le pesaba, todo su cuerpo parecía de hormigón. Tras conseguir cruzar la puerta se apoyó sobre la pared y agitó la cabeza.

             —Y por eso mi yo del futuro te ha dicho que mi yo presente estaría en la entrada principal —afirmó el hombre al que acaba de golpear. La confusión iba en aumento, era imposible que hubiese podido llegar allí tan rápido—, ¿te has fijado en el estado de su labio? Fuiste tú al darle ese puñetazo antes de escapar dando tumbos por la puerta trasera del bar —el extraño le enseñó la pantalla LCD de su brazalete, en este se podía leer “Relevo espacio temporal a las 21:30, espera en la parte trasera del local, mentiré al futuro TR diciendo que estarás en la entrada del bar. ENVIADO DESDE ESTE TERMINAL EN MICRO ESPACIO TIEMPO 55/A —. Sé perfectamente que abordarte así estando borracho no ha sido lo más inteligente, pero no encontrábamos una ocasión mejor para hacerlo. Todo lo que te ha dicho mi yo del futuro es cierto.

Ramiro miró al hombre con pasmo. Buscó taras, alguna marca que le indicara que era un androide, clon o hermano gemelo del que se encontraba dentro del bar. Era exactamente el mismo que le había estado molestando pero, a diferencia de ese, éste no tenía ningún golpe en el labio. Aún bebido pensó en el gancho que le lanzó y se percató de que el extraño se protegió en el momento justo, preciso cual reloj de magnetismo V, como si hubiese sabido desde el principio a donde se dirigiría el golpe.

             —El labio… se lo hice yo… desde el principio —balbuceó confuso, volviendo a entrar. Cuando llegó a la barra el hombre se estaba incorporando con ayuda del androide Bar15— ¿Es tu hermano gemelo?

             —No —respondió sacudiendo el brazo izquierdo. Bloqueó el ataque mayormente con éste—, y si me acompañas al baño te lo mostraré.

Ramiro miró atrás, el otro hombre no entró, se quedó fuera. Mirando de vez en cuando a la puerta trasera del local, siguió al hombre hasta los baños del bar. El extraño se cercioró de que no había nadie dentro de los baños, mostró nuevamente su brazalete.

             —Si decides aceptar las cinco misiones espacio-temporales habla con mi yo presente. Ya no tengo nada más que hacer aquí —pulsó un botón y acercó el brazalete a la cara—. Comando: Retornar a mi espacio y tiempo correspondiente.

             —Calculando —se escuchó una voz robotizada que provenía del PRET—. Pliegue estructurado y listo.

Ramiro dio cuatro pasos atrás cuando el hombre pulsó el botón azul de su brazalete y desapareció.

             —Hay que joderse, que es verdad —musitó incrédulo. Lentamente estaba perdiendo la embriaguez y adquiriendo algo que hacía un año que había perdido; esperanza.

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